lunes, 15 de julio de 2019

De Leipzig a Colloto: Kurt Bauer

Hacía mucho que no compartía una nueva entrada en el blog. En los últimos meses he tenido varios viajes de trabajo y poco tiempo libre. Uno de esos viajes fue a Leipzig, la ciudad alemana que tantas veces aparece en la historia de la cerveza asturiana... 

Localización de Leipzig en el mapa de Alemania

En Leipzig aprendió Ramiro Pérez del Río a hacer la cerveza Gose que luego fabricaría en Luarca, en el primer cuarto del siglo XX, y allí nació y se formó Kurt Bauer, uno de los más importantes maestros cerveceros que tuvo El Águila Negra en Colloto.

Recorte de la entrevista a Kurt Bauer publicada en El Comercio el 2 de mayo de 1958

En la historia de la cerveza El Águila Negra tuvieron un papel importante tanto Kurt Bauer, apodado "el alemán", como su hijo Maxi, que también trabajó en la fábrica. Son muchas las personas que mencionan sus nombres cuando se habla de esta empresa.

Skyline  de los iconos más representativos de Leipzig

Aprovechando que hacía unos meses ya había encontrado en la hemeroteca la entrevista que le habían hecho a Kurt Bauer en 1958 y, teniendo en cuenta que apenas aparecía información sobre esta figura en los medios, el hecho de estar en Leipzig me pareció un buen momento para dedicarle esta entrada. Espero que os guste y que sirva de homenaje a este hombre, sin el que la historia de El Águila Negra no habría sido la que fue.

Logo de El Águila Negra en 1958, año de esta entrevista a Kurt Bauer

La entrevista que se transcribe literalmente a continuación fue publicada el 2 de mayo de 1958 en el diario asturiano El Comercio y el 21 de mayo de 1958 en el diario zamorano Imperio, con diferentes fotografías como único cambio.

DE LEIPZIG A COLLOTO. Un alemán que lleva veintisiete años fabricando cerveza para los españoles.

Cuaja la primavera en este Colloto que es todo campo, feliz aldeanía, sobre las copas leves y temblorosas de los árboles. Allá en la proa del monte Naranco, que parece avanzar hacia la llamada de Siero, quedan unas nubes bajas, medio huidas en la mancha oscura de los pinos. Suena ronca, apresurada, la sirena de una locomotora del "tren de Infiesto", que así llaman al ferrocarril de Santander los viejos y los niños. La voz de la máquina de vapor se mete, a oído abierto, por las naves y estancos de la Fábrica de Colloto. No hace falta decir más. La fábrica, en el pueblo, es la de cerveza. 

Vista de Colloto, con su fábrica de cerveza, hacia 1967

Nosotros charlamos ahora con un hombre de ojos grises, de manos seguras, seco en carnes. En sus gestos hay un habitual tono cordial, bondadoso, comprensivo. Kurt Bauer, técnico en cervezas, llegó aquí en un tiempo que a él se le antoja remoto: en el año 1931. Exactamente, el 16 de febrero.

- Hace veintisiete años-concreta Bauer-. Vine desde Leipzig, en la Sajonia. Había que cambiar de aires. Antes estuve en Colombia, también en una factoría cervecera.

- ¿Siempre se dedicó a esta especialidad?-preguntamos. 

- Oh, sí, sí, siempre. Aprendí el oficio en Leipzig cuando tenía menos de 20 años de edad.

Y Bauer apoya un brazo en la cocedora más cercana y, distraídamente, acaricia con la mano el cobre reluciente, tibio al calor de la cocción. Bauer se calla. Tira de él, en ese instante, la tierra, los morates color ceniza de la alta Sajonia, los ríos que son como tremendos tajos de plata, los valles de un verde claro, clarísimo y puro. La nostalgia y la técnica juegan entre el corazón y el cerebro.

Recorte de la entrevista a Kurt Bauer publicada en Imperio el 21 de mayo de 1958

- Oiga, Bauer: ¿la cerveza es tan buena como dicen?

El alemán se ríe y asiente:

- La cerveza nunca mata. Por el contrario, da salud. En mi tierra, la gente bebe mucha cerveza y, ya ve, allí hay longevidad, fortaleza y ancianos a montones.

Anuncio de El Águila Negra publicado en el Diario de Burgos el 14 de septiembre de 1904

Uno recuerda una frase del francés Pasteur: "La cerveza constituye un apoyo precioso a la alimentación racional e higiénica". Se la repetimos a Bauer y éste agrega:

- En Alemania, en todas las fábricas de cerveza tienen médicos en sus laboratorios. Yo he leído numerosos informes y, en cualquiera de ellos, se decían nuevas e interesantes ventajas de tipo higiénico. La cerveza, lo sabemos los alemanes por experiencia, limpia la sangre, estimula la acción gástrica y tranquiliza el sistema nervioso. Beba cerveza y no se preocupe, hombre.

Anuncio de El Águila Negra publicado entre 1958 y 1965

Bauer recorre a grandes pasos el departamento de cocción. Nuevo, totalmente nuevo. La instalación fue hecha por la firma Ziemann GmbH, de Ludwigsburg. 

- Gracias a este nuevo montaje -indica Bauer- seremos capaces de mantener el nivel adecuado de ventas.

Bauer entre dos camiones de la fábrica 

- ¿Qué diferencia sustancial existe entre la factoría de ayer y la de hoy?- decimos.

- Muy honda. Superamos la producción y mejoramos, a la vez, la calidad de las cervezas. Y todo ello a merced de tres cosas: al nuevo sistema de cocción, a la capacidad de las bodegas y permanencia del líquido en ellas y a los trenes de lavado, llenado y cierre, que nos aseguran una capacidad de 16000 botellas por hora. Una de las mayores de España... y de Europa, si me apura, amigo.

Diagrama del proceso de fabricación de cerveza de El Águila Negra. Foto de Luciano Rodríguez

Bauer nos lleva al departamento de pasteurización. En una pared se lee: Sander y Hansen, Copenhague. Continuamos. Pasamos por los depósitos de decantación o fermentación. Espuma de un gris perla. Espuma casi ocre desbordándose de los tanques.

Fábrica de El Águila Negra hacia 1960. Archivo personal

- Vamos a las bodegas- dice Bauer.

Por el camino, Kurt nos habla de Colloto, de sus vecinos, de la vida apacible que aquí encontró. 

- Bueno, la verdad, me casé al poco de llegar, en el año 1933. 

Y Kurt Bauer torna a su risa tierna y fresca.

- Tengo- agrega- tres hijos. Trabajan, que es lo interesante.

Estamos en las bodegas, de tanques de acero vitrificado. El frío muerde en la piel. Muy pocos grados sobre cero en el ambiente. En el frontal de los enormes depósitos canta su fabril victoria una marca alemana: Scwimer Einsenwerk. Por encima cruzan la instalación gordos tubos cubiertos de hielo. Huele a mojado campo de heno, a grato paisaje de bosque mientras millón y medio de litros se enfrían en las bodegas.

Salimos a la luz del día. El cielo azul y, hacia Mieres, el barroquismo de unas nubes en revoltijo. En el muelle de expediciones aparecen unos cuantos camiones. Sale, lentamente, un Pegaso de Chantada. Cargan cajas y botellas un G.M.C. de La Coruña, un Aclo de León, un Lancia de Zamora y un Man de Orense.

Camiones de El Águila Negra delante de la fábrica. Foto cedida por Manuel Alonso

Kurt Bauer nos mete en el tren de lavado, llenado y cierre. La Holstein y Kappert, de Dortmund, ha hecho un buen trabajo. 

- Así podemos despachar millares de botellas en un día. ¿Cómo beberá la gente tanta cerveza? - dice, casi en un monólogo, Kurt Bauer.

El eslogan de ORO Y ESPUMA PARA SU DELEITE se convierte en una realidad palpable, inmediata. Mientras los camiones cargan en el muelle interior de la factoría, diez o doce vagones del ferrocarril de "Los Económicos" reciben barriles y cajas con destino a las estaciones de toda España.

Caja de cervezas del Águila Negra. Foto de Raúl Palacio

Kurt Bauer define la operación de El Águila Negra: 

- La modernización total de la fábrica, realizada con la más nueva y completa maquinaria alemana nos coloca a la altura de las mejores instalaciones cerveceras de Europa. Se lo digo yo, que he visto como se trata a la cerveza en Munich, en Leipzig, en Dresden.

Sala de lavado, llenado y pasteurización de El Águila Negra. Archivo personal

Hay una tensión uniforme y eficaz en el ritmo de fabricación de la factoría. Los hombres se mueven, en su humano perfil, atentos a la máquina, compleja y sencilla a la vez. 

Kurt Bauer nos ofrece cerveza en jarras. Brindamos al estilo germano, como podían hacerlo unos estudiantes en Nuremberg, la de las fuentes ortegulanas, unos soldados acantonados en un cuartel de las cercanías del Paseo de Los Tilos o unos campesinos de la Baviera bucólica y sonora.

Colección de jarras de cerveza El Águila Negra. Foto de J.L. Prieto

Al otro lado, en pie de producción, trabajan a pleno rendimiento las cocedoras de cobre, las máquinas de pasteurización, los trenes de lavado y cierre. Y, abajo, en las bodegas, cobra vida esa cerveza que cierra contra la sed y pone un hilo de espuma en los labios rojos de una muchacha.

Cartel publicitario de 1955. Foto de Alfonso Fanjul

lunes, 1 de abril de 2019

Cervezas asturianas de premio

Hace unos días que se ha celebrado en Barcelona la IV edición del Barcelona Beer Challenge (BBC), en el contexto del Barcelona Beer Festival. Este concurso cervecero es, sin duda, el más importante de nuestro país pero también uno de los más reputados a nivel internacional. Allí, un jurado compuesto exclusivamente por jueces certificados por el BJCP o por titulados en sumillería se encargado de valorar las más de 1000 cervezas de 22 países diferentes que se presentan. Cuatrocientas de ellas optan al premio de mejor American IPA, uno de los estilos más fabricados y consumidos actualmente y, por tanto, uno de los más dificiles de ganar por la elevada concurrencia de participantes. Y, entre todas ellas, ¡la Metal IPA de Cerveza D'Equi se ha llevado el ORO a la mejor American IPA de 2019!


Ha sido una alegría enorme que la cervecera de Colloto se haya traído para Asturias el máximo galardón en una categoría tan cotizada.

Y lo hace justo un año despúes de que otra asturiana, la Avorigen de la nómada Vor Microbrewing, ganase otro oro en la categoría de English IPA.


Hay muchas cervezas asturianas de premio (como, por ejemplo, la lager de Ordum que fue elegida la mejor de su categoría a nivel nacional en los premios ABC de 2018) y siempre las ha habido, porque marcas como La Estrella de Gijón ya se traían medallas del las exposiciones regionales e internacionales hace 120 años.


En aquel entonces, la cerveza de Suardíaz, Bachmaier y Cª acababa de obtener la Medalla de Oro en la Exposición Regional de Gijón de 1899, un año después de haber ganado la Corona Cívica y Medalla de Oro en la Exposición Internacional del Progreso de Bruselas de 1898 y tres después de recibir la Medalla de Oro y Cruz de Distinción en la Exposición Internacional de Londres de 1896.


Estas exposiciones eran en la época el mejor escaparate imaginable para promocionar los productos de las cerveceras y, ganar en ellas una medalla o un diploma, suponía todo un distintivo de calidad que luego se continuaba promocionando muchísimos años. Así lo hizo en su día La Estrella de Gijón y, un poco antes, en 1875, Claudio Lombard, por la mención especial que recibieron sus cervezas en la Exposición Provincial de Asturias, celebrada en Oviedo.

domingo, 17 de marzo de 2019

Letreros de El Águila Negra

 Letrero de cervezas El Águila Negra del Bar Paredes de Luarca. Foto cedida por Dan García García

Qué pocos letreros de cervezas El Águila Negra quedan ya y qué importante sería conservarlos e inventariar los que en su día hubo... Eso es, al menos, lo que intento desde que empecé a recabar datos sobre la historia de esta bebida en Asturias.

Letrero en el Bar Feliciano de Premoño, Les Regueres. Foto de 1990 cedida por Feliciano Suárez.

En la página de Facebook de Tres milenios de cerveza asturiana cada vez tenemos más fotos recogidas sobre estos testigos del pasado cervecero astur y, aunque la mayoría corresponden a bares ya desaparecidos, todavía recibo mensajes de muchos que aún pueden verse por ahí.

Letrero de Casa Amante en Negreira, A Coruña, en 2017. Foto de Jesús Quiroga Huerres

No imagináis la ilusión que produce el haber despertado tanto interés en la gente para fijarse en ellos, como prueba la gran colaboración que está habiendo para recopilar y enviar las fotos para el álbum

Letrero que todavía puede verse en el Bar Guaiba de Avilés. Foto de Ángela Pérez Alba.

Y es que, si bien la fábrica de El Águila Negra cerró en 1992, todavía quedan bastantes letreros supervivientes por aquellos bares que antaño anunciaban. Inconfundibles y reconocibles incluso por los jóvenes que no llegaron a probar esta marca de cerveza asturiana, su bávaro regordete sobre fondo amarillo no pasa desapercibido.

Letrero que todavía puede verse en el Bar Peñas Azules de Oviedo. Foto de Alberto Izquierdo Ruiz.

Pero el tiempo juega en contra y cada vez resisten menos... Yo misma lamento no haber empezado antes esta tarea y haber podido fotografiar algunos de los que a diario veía al pasar y que, ahora, ya han desaparecido. Recuerdo, por ejemplo, uno en Los Campos (Corvera) que aguantó hasta 2017.

Letrero de El Águila Negra en el Bar Matute de Llanes. Foto de Diego Rodríguez González.

Ojalá el inventario siga creciendo y juntos podamos inmortalizar para siempre esta parte de nuestra historia industrial...

Letrero del Bar El Muelle, de Luanco, un día de temporal. Foto cedida por Francisco Garcia Heres

¡Echadle un vistazo al álbum y avisad si sabeis de alguno más!

Letrero del Bar El Moderno, de Infiesto. Foto de Amelia Martínez Casanueva

lunes, 4 de marzo de 2019

¡Vaya lata!

El 24 de enero de 1935 nacía la primera lata de cerveza comercial que se vendería con un éxito total. Fue en Estados Unidos y de la mano de la compañía Gottfried Krueger Brewing con su Finest Beer. ¡Parece que fue ayer pero ya han pasado 84 años!



Estas primeras latas no eran como las conocemos actualmente. ¡Había que abrirlas con un abrelatas, pues eran planas por la zona superior! El acero del que estaban hechas no fue sustituido por hojalata o aluminio hasta 1958.

En España, la primera lata de cerveza la comercializó la Cruz Blanca en 1966, lanzando al mercado su  'Skol International Lager', en formato de 33 cl. 

Publicidad de la primera lata de cerveza de una marca española. Fuente: todocolección.net

Con este  nuevo envase, más ligero que el vidrio de las botellas y, por tanto, más fácil de transportar y más resistente a golpes y roturas, se conseguía un diseño único para cada modelo y marca por la mayor superficie a decorar, lo que, comercialmente, era y es muy interesante.

Antiguas latas de cerveza El Águila Negra de la colección de Carlos Botas Adaro

En Asturias, el pistoletazo de salida a la cerveza enlatada lo puso El Águila Negra de Colloto a principios de los 70. Según me contó Vicente Pérez Zubizarreta, director de la fábrica desde 1983 hasta 1987, la cervecera compró una máquina enlatadora alemana, adquirida de segunda mano a una productora de cerveza del país germano.

Vicente P. Zubizarreta bebiendo una de las primeras latas de cerveza El Águila Negra con sus hijos

Las primeras latas de cerveza El Águila Negra fueron las de la Cerveza Extra pero alcanzaron tanto éxito que en poco tiempo se enlataron otras de las marcas producidas en la fábrica de Colloto.

Lata de la Cerveza Especial de El Águila Negra de la colección de Carlos Botas Adaro

A éstas las seguiría la cerveza Corona de La Estrella de Gijón y, luego, la marca Kronen Bräu.

Latas de la Kronen Bräu de El Águila Negra y de la Cerveza Corona de La Estrella de Gijón. Foto de Carlos Botas Adaro

Kronen Bräu era una cerveza especial, elaborada "con fino lupulado y alta transformación de azúcares", receta original de Ernesto Bachmaier, uno de los socios fundadores de La Estrella de Gijón. Esta marca pasó en 1974 a El Águila Negra, tras el cierre de la cervecera gijonesa y en Colloto se comercializó en distintos formatos, en botella, barril y lata, llegando a tener incluso una variante con limón que se describía como "refresco con extractos de cerveza".

Latas de Kronen Bräu elaboradas por El Águila Negra de la colección de Carlos Botas Adaro

La producción de cerveza enlatada en Asturias sufrió un parón desde 1992 hasta 2018, momento en el que el Brewpub L'Espumeru de La Felguera empezó a envasar manualmente Curuxera, la cerveza artesana de la casa, con un innovador sistema que permite el enlatado una vez servida directamente del grifo y delante del cliente.

Lata de la cerveza Yankee de Curuxera Brewery. Fuente: Facebook del Brewpub L'Espumeru

El lanzamiento de la primera cerveza artesana enlatada de Asturias tenía lugar en verano de 2018, como recoge una noticia de El Comercio. Al ser una cerveza fresca y sin pasteurizar, su tiempo de consumo es más breve que el de las latas comercializadas por las cerveceras industriales pero, en comparación, su calidad y sabor hacen honor al dicho de que lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Hugo Suárez sirviendo una de las latas de Curuxera. Fuente: El Comercio

Y, para terminar, lo último en el mundo de la lata de cerveza en Asturias viene de la mano de Cerveza Caleya que, justo hace una semana, nos sorprendía gratamente a todos con este nuevo formato, en volúmenes de 45 cl y demostrando lo bien que le sienta al lúpulo este envase, tanto para su aclamada Goma 2 como para la última de sus creaciones, bautizada Futurista, cual presagio del prometedor futuro que le espera a nuestros paladares en cuanto a la cata de ricos brebajes.

Latas de Futurista y Goma 2 de Caleya. Fuente: Facebook de Páramo Bar - Central Caleya Asturiana

sábado, 9 de febrero de 2019

Las mariposas de Ernesto Bachmaier

El pasado 9 de diciembre conocí en persona, con gran emoción, a Greta y a Carlos Bachmaier, biznietos de Ernesto Bachmaier, uno de los socios fundadores de La Estrella de Gijón, la gran fábrica de cervezas de El Natahoyo.


Ernesto Bachmaier fundó la empresa cervecera en 1893 como Sociedad Comandiataria, "Suardiaz, Bachmaier y Compañía", con Manuel y Antonio Suardiaz y con Florencio Rodríguez y trabajó en ella como Director y Maestro Cervecero hasta su fallecimiento en 1944.

Por edad, ni Greta ni Carlos conocieron a su bisabuelo pero Greta sí conoció la fábrica y el que fue el despacho de Ernesto, que recuerda por sus paredes de madera y, sobre todo, por el gran cuadro de mariposas disecadas que presidía aquella estancia y que, siendo tan niña, despertó especialmente su atención.

Mientras Greta compartía conmigo sus recuerdos y mi mente intentaba grabar todo lo que ella contaba, consciente del privilegio que suponía poder escuchar aquel relato que nos trasladaba a todos a otra época en la fábrica desaparecida, vino a mi memoria el nombre de una de las recetas más populares de La Estrella de Gijón: la Cerveza BB, más conocida como "Mariposa", en cuya etiqueta aparecía dibujada una de aquéllas que tanto le gustaban a Ernesto Bachmaier.



Para mi fue una gran sorpresa conocer la existencia de aquel cuadro y para Carlos y Greta creo que lo fue el descubrir el nombre de esta cerveza y ver que la correspondiente etiqueta llevaba el dibujo de una mariposa igual que las del despacho de su antepasado...

No sé si alguna vez llegaremos a saber por qué Bachmaier le puso el nombre de Mariposa a esta cerveza, pero estoy convencida de que no fue casualidad que la llamase así. Aquel cuadro en su despacho, el lugar donde más horas pasaba, habrá desaparecido pero aún vive en la memoria de Greta... Y aquel 9 de diciembre, por unos instantes, nuestras mentes lo visualizaron.

viernes, 1 de febrero de 2019

La cerveza de Luarca desde 1917 hasta 1921

Texto publicado originalmente en el blog divulgativo de los Cursos de Especialización en elaboración de Cerveza Artesana y Microcervecería de la Universidad de Alicante:

 https://www.especialistaencerveza.com/cuando-asturias-se-elaboraba-gose/


Ubicación de la localidad asturiana de Luarca

En el municipio asturiano de Valdés, a unos 95 km de Oviedo, se encuentra Luarca, una preciosa localidad marinera. La popularmente conocida como la Villa Blanca de la Costa Verde es famosa por sus casas de indianos y su vistoso cementerio, por su historia económica y mercantil ligada a la mar, o por haber sido la cuna del Premio Nobel Severo Ochoa. Lo que no todo el mundo sabe es que en Luarca existió, en el primer cuarto del siglo XX, una fábrica de cerveza que elaboraba el estilo Gose.

Publicidad actual de cerveza Gose de la marca Ritterguts inspirada en los carteles de principios siglo XX [Monaco, 2015]

Este peculiar estilo de cerveza, elaborado normalmente con trigo, malta de cebada, cilantro y un toque salado, es una de las pocas excepciones alemanas a la Ley de la Pureza dictada por Guillermo IV de Baviera en 1516, que sólo permitía utilizar como ingredientes de esta bebida: agua, cebada y lúpulo [Unger, 2007].

Retrato de Guillermo IV de Baviera publicado en Wikipedia

El ligero toque salado de estas cervezas, originarias de la ciudad alemana de Goslar, se conseguía tradicionalmente gracias a las aguas de los acuíferos salinos del río Gose. Con el paso del tiempo, su popularidad se fue extendiendo a otras localidades cercanas y, de forma especial, a Leipzig que, desde 1738, ya contaba con licencia oficial para producir las Leipziger Gose. De hecho, fue tal el éxito de esta variedad de cerveza en Leipzig a la par que disminuían sus ventas en Goslar que, en 1826, se decidió abolir la elaboración del estilo en su población natal, convirtiéndose en el estilo local de Leipzig [Jackson, 2000].

Ubicación de la localidad de Leipzig

Debido a su reconocimiento como estilo histórico en la actualización de la Guía de Estilos de 2015 del BJCP (Beer Judge Certification Program), la popularidad de las Gose está aumentando y su elaboración se está extendiendo más allá de las fronteras germanas pero, hasta el momento, a pesar de tener más de mil años de antigüedad, solo se había elaborado fuera de Alemania en contadas ocasiones. Y una de dichas ocasiones tuvo lugar en Asturias hace 100 años...



Si la tradición cervecera de Asturias es, para muchos, una gran desconocida, a pesar de los tres milenios de historia contrastada que tiene dicha bebida en la región [Prieto, 2013], el detalle de los estilos elaborados localmente a lo largo del tiempo en las antiguas fábricas es una incógnita todavía mayor. Lo que sí sabemos es que las cervezas asturianas preindustriales eran de alta fermentación, elaboradas y guardadas a temperatura ambiente y que se caracterizaban por su sabor fuerte, su tonalidad turbia y su corto periodo de conservación.

Boletín Oficial de la Propiedad Industrial, 30 de junio de 1918

En el caso de La Corona, la fábrica de Luarca que produjo cervezas Gose desde 1917 hasta 1921, la variedad elaborada se ha podido documentar gracias a las notas publicadas en la prensa de la época y al Archivo de la Propiedad Industrial. De éste último también se ha podido obtener la copia del registro de la marca, un año después de su solicitud, a nombre de Ramiro Pérez del Río Palicio.

Edificio de la fábrica e imprenta de Ramiro P. del Río en un antiguo dibujo publicitario 

La fábrica de Ramiro P. del Río estaba situada en el Barrio Nuevo (zona que entonces se llamaba Bosque de la Vega del Campo) y se ubicaba en uno de los edificios anexos a las instalaciones de la imprenta litográfica que había fundado su padre, Ramiro P. del Río García, en la segunda mitad del siglo XIX y que, desde mayo de 1912, dirigía con él, en régimen de sociedad regular colectiva, bajo la razón social “Ramiro P. del Río e Hijo” [Crabiffosse y Rodríguez, 1990].

Ubicación de la fábrica de Ramiro P. del Río sobre foto actual de Google Maps 

La de Ramiro P. del Río e Hijo fue una de las más importantes imprentas y litografías asturianas, de cuyas planchas salieron publicaciones como El Faro de Luarca, Álbum Anunciador, El Noticiero Reguerano, o La Voz de Luarca, entre otras, así como los carteles publicitarios y los envoltorios de una gran parte de los productos elaborados por la industria alimentaria asturiana de la época.

Edificio de la fábrica e imprenta en un antiguo dibujo publicitario (izda.) y en una foto actual (dcha.)

La prosperidad del negocio y el interés en que su hijo siguiese su estela profesional, propiciaron que Ramiro P. del Río García le enviase a Alemania para que profundizase en el campo de la litografía, realizando prácticas profesionales en Leipzig, hacía donde partió el 12 de octubre de 1905, cuando contaba con 17 años [Voluntad, 12 de abril de 1952].


La ciudad sajona de Leipzig no fue elegida como destino formativo por azar, sino que constituía entonces uno de los núcleos mundiales de la industria editorial, con centros especializados en técnicas de encuadernación, litografía y metalografía en relieve.

Maquinaria de imprenta expuesta en el Museo de las Artes Gráficas de Leipzig 

Además de aprovechar sus años de estancia en Leipzig para especializarse en las últimas técnicas gráficas, el carácter curioso de Ramiro hizo que también se interesase por el estilo local de cerveza se elaboraba entonces: Leipziger Gose. Recién estrenado el siglo XX, existían en Leipzig más de ochenta establecimientos con licencia para producir este estilo por fermentación espontánea [Jackson, 2000].

Etiqueta de la Gose que me bebí en honor a Ramiro cuando visité Leipzig en noviembre de 2017

En la época en la que Ramiro estuvo en Leipzig, este tipo de cerveza de fermentación alta tenía tanta aceptación en la ciudad que las nuevas tabernas especializadas, llamadas Gosenschänken, tenían que apuntarse a una lista de espera antes de poder ser abastecidas. Curiosamente, las Gose no fermentaban en las propias fábricas, si no que eran almacenadas en barriles abiertos en las Gosenschänken donde se consumían y, en ellos, completaban su fermentación. También lo hacían envasadas en unas botellas de vidrio características, con bulbo grande y cuello largo, fabricadas especialmente para este fin. En estas botellas, la levadura de la cerveza se quedaba en el cuello, formando una especie de tapón biológico que permitía la preservación de la cerveza durante un corto periodo de tiempo.

Embotellando Gose en Ohne Bedenken a principios del siglo XX [Monaco, 2015]

Se cree que Ramiro aprendió a elaborar Gose en Leipzig y, a su regreso a Luarca, en 1917, inició las obras para instalar su propia cervecera [Asturias, 17 de noviembre de 1917]. Antes del 31 de diciembre de ese año ya consiguió producir 12 198 litros de la primera Göse asturiana [Archivo Histórico INE - Datos sobre movimientos y liquidaciones efectuadas en la industria alcoholera en 1917].

Noticia publicada en Asturias el 17 de noviembre de 1917 

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística sobre los movimientos habidos y las liquidaciones efectuadas en la industria alcoholera, en el año de fundación de La Corona, existían en España 45 fábricas de cerveza, de las cuales, tres estaban en Asturias.

Distribución por provincias del número de fábricas españolas de cerveza en 1917
[Datos extraídos del Archivo Histórico del Instituto Nacional de Estadística]

Las tres fábricas asturianas eran: la, ya mencionada, de La Corona de Luarca (1917-1921), La Estrella de Gijón (1893-1974) y El Águila Negra de Colloto (1900-1992) [Prieto, 2013].


Los datos sobre movimientos y liquidaciones efectuadas en la industria alcoholera del Archivo Histórico del Instituto Nacional de Estadística no se conservan de todos los años pero, en 1918 sí consta la fabricación de 33073 litros por La Corona y que casi el 82% de ellos se vendieron para consumo local. ¿Pudo haber sido éste el primer brewpub de Asturias?

En Leipzig, las maltas utilizadas tradicionalmente para elaborar cerveza Gose eran trigo y malta Pilsner, en una proporción de 60:40, y así lo hacía también Ramiro P. del Río en Luarca. La Corona se abastecía de trigo local mientras que la malta Pilsner procedía de la región de Moravia (República Checa). Tal y como se publicaba en El Noroeste del 24 de mayo de 1918, la malta llegaba a Luarca desde el puerto de Gijón, al que, a su vez, entraba procedente de Barcelona.

Aviso publicado en El Noroeste, 24 de mayo de 1918

El año de 1921 es el último en el que la fábrica de Pérez del Río figura como cervecera en activo y, aunque no sea posible confirmar las causas concretas del cierre de La Corona, todo apunta a que, igual que en sus inicios, estuviese relacionado con la litografía familiar.

Malta Pilsner de Weyermann

Al disolverse la sociedad “Ramiro P. del Río e Hijo”, en 1920, Ramiro Padre se hizo cargo, en la división de los bienes, de todos los efectos destinados a encuadernación e imprenta, como exclusivo dueño de tales establecimientos, girando bajo el nombre de “Ramiro Pérez del Río”. Por su parte, Ramiro hijo tomó posesión de todos los efectos destinados a la litografía, actuando a partir de aquel momento como “R. P. del Río Palicio” [Crabiffosse y Rodríguez, 1990]. En concreto, parece claramente vinculante con el fin de la cervecera luarquesa el que se acordase un compromiso tácito entre ambos socios para impedir la instalación de otras industrias que pudieran entorpecer a las establecidas.

Factura de la Litografía de Ramiro P. del Río, con fecha del 2 de junio de 1920, que se vendió en todocoleccion.net

Si el origen de la Gose asturiana surgió gracias a aquella estancia en Leipzig, propiciada por la formación de Ramiro para la mejora de la imprenta de su padre, el cierre de La Corona parece forzado por la disolución de la empresa familiar, completando así el círculo de la historia… La historia de aquella época, cuando en Luarca se elaboraba Gose.

domingo, 20 de enero de 2019

El bávaro de El Águila Negra

La fábrica de cervezas El Águila Negra inició su actividad en 1900 pero no fue hasta la segunda mitad de los años 50 cuando el icónico personaje bávaro se convirtió en su símbolo más identificativo.

Cartel de 1963, del Archivo de la Biblioteca Nacional de España

El muñeco alemán, regordete, risueño y bigotudo era una creacción de Alfredo Enguix, pintor nacido en Madrid en 1930 y residente en Asturias desde 1957, según la información publicada en la web de www.enguix.com

Publicidad de 1958 en El Eco de Luarca

Gracias a la asociación total del personaje de Enguix con la cervecera de Colloto, cualquiera que le vea en uno de aquellos letreros amarillos que todavía quedan en unos pocos bares de este país, lo identificará rápidamente con la desaparecida fábrica asturiana, cerrada en 1992.

Letrero de El Águila Negra en el Bar Marchica  de Avilés.

Y, aunque hayan pasado ya más de 25 años desde el cierre definitivo de El Águila Negra, los objetos de la misma en los que figura la creación de Enguix siguen siendo atesorados como valiosos por coleccionistas, nostálgicos e historiadores. Para los que lo valoramos, pocas cosas hacen más ilusión que entrar en un establecimiento en donde se expongan alguno de aquellos carteles, banderines, vasos...

Abrechapas de El Águila Negra de mi colección particular


Hinchable del Águila Negra que puede verse en el Bar Montoto de Oviedo. Foto de David Yussef


Palillos de El Águila Negra de mi colección particular

Vasos de El Águila Negra expuestos en El Museo del Pueblo de Asturias